

Gaceta de La Solana
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Entrevista
A
urelio
M
aroto
S
e acerca el órdago catalán y la
tensión crece. En Cataluña y en
el resto de España. Hay muchos
solaneros afincados allí, con un arrai-
go absoluto y prole nacida a orillas del
Mediterráneo. Hemos vuelto a hablar
con un solanero del éxodo, colabora-
dor habitual de GACETA, Jesús Vela-
coracho Jareño, afincado en el Penedés
más de 40 años. Habla y escribe cata-
lán a la perfección, da con-
ferencias y conoce bien a la
sociedad catalana, la ‘alta’ y
la ‘baja’. Admira esa socie-
dad y su gente. “Cataluña
siempre fue abierta y pujan-
te, y por eso fue tierra de
inmigración. Pero anda muy
preocupado por la deriva se-
paratista y todo lo que rodea
al procès. Muchos solaneros,
que aman Cataluña, se estre-
mecen con el sólo hecho de
pensar en una frontera con
su España natal.
Con Jordi Pujol comienza
a removerse una especie de
regreso a antiguas quejas,
amplificadas con la trans-
ferencia de la educación.
“Desde entonces, las insti-
tuciones empiezan a des-
prestigiar todo lo que suena
a español, incluidos medios
de comunicación, públicos
y privados”. “TV3 es el escaparate del
nacionalismo más rancio que te pue-
das echar a la cara”.
El problema afecta incluso a las re-
laciones sociales. Asegura que gente
con la que salía a comer o a cenar
prescinden de él, y viceversa. “Ayato-
lás del nacionalismo han nacido por
todos sitios y lo peor es que atraen a
los hijos de inmigrantes, que ya son
independentistas con apellidos man-
cheguísimos”. Más que interés econó-
mico, cree que muchos se han vuelto
indepes por aparentar. “Presumen
de una condición que no les es natu-
ral”. El Espanya ens roba (España nos
roba) es un mantra muy común.
‘Sólo Europa puede parar esto’
Sentimiento de orfandad
Pero ¿qué parte de culpa es de Espa-
ña? Según Velacoracho, los catalanes
se han sentido desatendidos muchos
años, “yo no pago autopistas hasta
que llego a Cataluña”. Y luego, consi-
dera que todos los gobiernos han he-
cho dejación de autoridad. “A cambio
de que nos ayuden en el gobierno les
damos esto y lo otro; sólo les queda
tener un Estado”. Aunque –añade- “ya
querrían los Länder alemanes tener
las atribuciones que tiene Cataluña”.
El sentimiento de un constitucio-
nalista en Cataluña es de orfandad.
“Muchos nos sentimos huérfanos”.
No se reconduciría el tema con un
concierto económico al estilo de
País Vasco y Navarra porque la inde-
pendencia, dice, la han convertido
en su life motive. Se muestra contra-
rio a un referéndum, que el Estado
no debe permitir. ¿Quién lo gana-
ría? “Tanto hastío está produciendo
un efecto rebote. Mucha gente se
empieza a apartar de la salsa porque
‘atufa’”. El CEO (Centro de Estudios
Económicos de la Generalitat) dice
que ganaría el ‘no’ (sondeo de di-
ciembre). El CIS también rebaja el
sentimiento independentista (son-
deo de noviembre).
Europa es la clave
La clave la tiene la Unión Euro-
pea. Si Europa no cede, el procès
está condenado. “Muchos se darán
cuenta de que salir de la UE sería
un desastre”. Europa es un volcán
de
nacionalidades,
donde Italia, Bélgica,
Alemania, Francia o
Reino Unido tienen
áreas nacionalistas. “El
lío puede ser impor-
tante si abren la espi-
ta”. El dolor de cabeza
del independentismo
es ese “los productos
tendrán el mismo valor
que los de Vietnam y
el empresariado cata-
lán tiene que saberlo”.
¿A los catalanes se les
ha explicado bien qué
pasaría con el paro, las
pensiones, la deuda, la
inversión extranjera, el
euro…? “No, algunos
sólo ven películas de
Supermán”.
Unidad
¿Qué ha de hacer el Gobierno y el
parlamento? “Lo primero, unidad
entre los partidos constitucionalistas
y dejar clara una cosa: referéndum,
no”. Entre tanto, espera que la justi-
cia “sólo sea justa, y si la ley dice que
alguien ha cometido un delito de se-
dición, se aplica la ley”. Descarta me-
didas ampulosas como suspender la
autonomía (Art. 155 de la Constitu-
ción), que sólo echaría más gasolina,
pero añade que las cosas “no pueden
salir gratis”.
En todo caso, no encuentra varitas
mágicas. “Quien diga que tiene la so-
lución, o es muy brillante o es un ilu-
so. Sólo Europa puede parar esto”.
Jesús Velacoracho en una de sus múltiples conferencias