

Gaceta de La Solana
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Reportaje
A
urelio
M
aroto
L
aura Reyero del Rey es una mu-
jer risueña y de agradable con-
versación. En eso le parece a su
madre Isabel. En eso y en su afán por
aprender cosas, por saber. Terminada
la carrera Comunicación Audiovisual,
hace un máster de fotografía digital y
se establece en Madrid. Diez años en
los que fue fotógrafa, retocadora, vi-
deógrafa, diseñadora gráfica y profeso-
ra. También comienza Diseño Gráfico
y Animación y decide cambiar de aires.
Destino, Londres. Allí se especializa en
animación gráfica y no tarda en encon-
trar un empleo como ‘Motion and Gra-
phic Designer’ en Brighton, ciudad de
mediana estatura, muy turística, a una
hora de la capital inglesa.
No hizo las maletas por obligación,
como otros muchos jóvenes españo-
les que aquí no encuentran hueco en
Otra solanera por el mundo
‘Los ingleses nos ven bastante
mejor de lo que pensaba’
el mercado de trabajo, pero sí como
una oportunidad para aquilatar su for-
mación y mejorar su inglés. Hablar el
idioma de Shakespeare es, hoy en día,
clave para no quedarte varado en la
jungla laboral. Laura lleva dieciocho
meses en el país de la libra y es feliz,
aunque no piensa eternizarse allí. Qué
va. Es una de esas ‘Solaneras por el
mundo’. GACETA ha hablado con ella.
¿Cómo le va a una solanera como tú
por el sur de Inglaterra?
Pues no me puedo quejar, la verdad.
Brighton me está tratando bastante
bien. He ido a caer, sin proponérmelo,
en una ciudad fantástica que hace no
mucho ni conocía. No es muy grande,
lo que la hace asequible, pero al mismo
tiempo es joven y cosmopolita. Tiene
mucha vida y oferta cultural, y en ve-
rano todo gira en torno a su enorme
playa. Además, es la capital gay de In-
glaterra, así que me siento como en mi
antiguo barrio de Chueca. Llueve más
de lo que me gustaría, eso sí.
¿Has encontrado lo que buscabas
como profesional?
Creo que nunca se encuentra del todo
lo que se busca, lo cual es fantástico,
porque de lo contrario no seguiríamos
buscando y no progresaríamos. Pero
siento que me voy acercando. Cuando
llegué a Inglaterra estaba intentando
dar un giro a mi trayectoria profesio-
nal, y eso puedo decir que ya lo he con-
seguido. Ahora queda seguir creciendo
y aprendiendo.
¿Y desde el punto de vista personal?
Sí, desde luego. Una de las cosas que
buscaba era conocer e integrarme en
otra cultura, y eso tengo la suerte de
estar haciéndolo. Fui a caer en una em-
presa donde yo soy la única extranjera,
así que toma inmersión. Pero estoy co-
nociendo mucha gente nueva y disfru-
tando la experiencia, aunque muchas
veces no me entere de nada, jaja.
¿Qué te ha sorprendido más? ¿Son tan
distintos a nosotros?
Si, son muy diferentes, no te das
cuenta hasta que no lo vives. Tenemos
un poco la misma mentalidad euro-
pea pero hay muchos detalles que no
tienen nada que ver: el humor, la for-
ma de vestirse, la comida, la forma
de hablar, los grados de confianza, la
tolerancia al frío, conducen por la iz-
quierda... Me pareció muy curioso que
no tengan un orden establecido a la
hora de consumir las bebidas. No hay
ningún problema en tomarse un café
antes de cenar, un gintonic durante la
cena y una cerveza después. ¿A que no
se entiende? Ah... y no le ponen aceite
de oliva a casi nada.
¿Qué es lo que más te gusta de un in-
glés?
Su tolerancia a la diversidad. Imagi-
no que ha sido la incesante inmigra-
ción lo ha convertido en un país real-
Laura Reyero lleva año y medio en Inglaterra