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Carnaval

‘El carnaval transmite alegría, la

gente se transforma’

A

URELIO

M

AROTO

S

alió vestido de cocinero y dispues-

to a destripar a alguien con ÿna

ironía, como hacen los buenos

carnavaleros. Antonio Sánchez Curví

‘El Chato’ parodió a esos cocineros que

presentan recetas indescifrables. “Per-

diz con nube de miel y eneldo de no sé

qué, o sea, perdiz con escabeche y pun-

to”, dijo. El Chato es toda una institu-

ción de nuestro carnaval, un elemento

ÿjo del paisaje cuando llegan estas fe-

chas. El pasado 9 de febrero recibió el

título oÿcial de Carnavalero y GACETA

ha hablado con él.

¿Ser elegido Carnavalero del Año te

dice algo?

Sí hombre. Esto es como el Óscar en

Hollywood. Es una cosa grande que la

gente de tu pueblo se acuerde de lo que

has hecho por el carnaval.

¿Llevaban tiempo buscándote?

Sí, me tenían en la reserva para cuando

hiciera falta (risas)

Está claro que candidatos no faltan…

Al contrario. Vamos a tener que decirle

al alcalde que nombre uno cada sema-

na, porque hay muchos y muy buenos.

Antonio, ¿qué es para ti el carnaval?

Todas las ÿestas tienen su encanto, pero

el carnaval tiene algo distinto porque la

gente se transforma y transmite alegría.

Vayas donde vayas ves a todo el mundo

contento y eso lo hace distinto a cual-

quier otra celebración.

¿Recuerdas tu primer disfraz o es mu-

cho pedir?

Claro que me acuerdo. Tenía siete y

ocho años y mi madre me dio un trapo

con dos agujeros para los ojos. Así salí.

Eran aquellos tiempos del antifaz clá-

sico, ¿no?

El antifaz era casi exclusivo de las muje-

res gritando el ‘¿a que no me conoces?’ y

te daban la paliza todo el día. Creo que

podríamos recuperarlo. Igual que se

hace un concurso de máscara callejera

Antonio Sánchez ‘El Chato’

podríamos hacer un día del antifaz y es-

toy seguro que iba a resultar.

¿El carnaval del Antonio niño tiene

poco que ver con el del Antonio adul-

to?

Ha habido una evolución total. Ahora

ves gente disfrazada desde antes, con

cosas originales, bien trabajadas y se ha

implicado mucho la gente más joven y

los niños.

La gran pregunta: ¿El carnaval de aho-

ra es mejor o peor que el de antes?

Ni una cosa ni otra. Es distinto porque

son épocas distintas. Ahora sale más

gente durante más días, con muchos

niños y disfraces elaborados, pero el

carnaval de antes tenía su encanto. Te

ponías la máscara para que no te co-

nocieran y bailabas con la chica que te

gustaba en el cine de Onsurbe.

El cine antes y la carpa ahora…

El cine Cervantes marcó un hito en el

carnaval solanero y ahora la carpa en

la plaza ha devuelto ese ambiente de

orquesta y verbena. Ha sido un gran

acierto.

Después de tantos años tendrás baúles

repletos…

Ya no compro casi nada porque tengo

de todo. Y no hay que hacer grandes

cosas para disfrazarse, sólo un poco de

imaginación e ir variando cada día.

Y dime, ¿nuestro carnaval es grande,

pequeño o mediano?

Es un gran carnaval y sobre todo un car-

naval callejero. Otros pueblos tienen mu-

cha fama pero no tienen ni la mitad del

ambiente, un ambiente sano y de mucho

respeto con los disfraces de unos y de

otros. La gente de fuera que viene siempre

se sorprende del carnaval que tenemos.

Supongo que un carnavalero lo es

para siempre, ¿verdad?

Por supuesto. Cuando se acerca el carna-

val no paras de cavilar y pensar en disfra-

ces ocurrentes que diviertan a la gente.

Eso se lleva en la sangre y nunca se aca-

ban las ideas. Es más, hasta las defensas

del cuerpo se activan. Este año llevaba

un par de semanas que no podía ni ha-

blar y al llegar el carnaval se me pasó. Es

como las madres que tienen alguien que

cuidar, que nunca están enfermas.

Gaceta de La Solana

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