

Gaceta de La Solana
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Reportaje
G
abriel
J
aime
M
anuel López, toda una insti-
tución en la Banda de Jesús
Rescatado, lo deja tras 45
años dedicados en cuerpo y alma al co-
lectivo. Tras formar a decenas de edu-
candos, adaptar numerosas marchas y
tirar del carro en los tiempos difíciles,
se va por la puerta grande dejando una
huella indeleble. “Ha habido momentos
de todos, pero siempre te quedas con
los buenos y la amistad de los compañe-
ros”, dice a GACETA. La idea de colgar
la corneta le rondaba hacía tiempo. “He
querido retirarme en el mejor momento
de la banda, aunque llevo mucho me-
ditándolo”. Los años no pasan en balde.
“Tras un día duro de trabajo tienes que
irte corriendo a ensayar y el cuerpo no
es el que era”. “Para estar y no cumplir
no tiene sentido seguir”.
Haber nacido en la calle Convento
y tener como ‘vecino’ a Nuestro Jesús
Rescatado le inculcó en seguida un
sentimiento especial desde su más tem-
prana infancia, ligándolo para siempre
al morado de la hermandad. Las ansias
de formar parte de la banda a la mayor
brevedad le llevaron a tocar la corneta
de forma casual. “Me apunté a tambor,
pero el primer instrumento que quedó
libre fue una corneta y me propuse ha-
cerla sonar”. Entró pocos años después
de que Antonio Serrano fundara la ban-
da en 1965, cuando los ensayos se ha-
cían en un almacén que ‘El Pollo’ tenía
por La Moheda.
Tocó el ‘cornetín de órdenes’ durante
la primera etapa, que coincidió con el
estilo militar. “Éramos menos que aho-
ra y todo muy diferente”. A una escua-
dra de gastadores le seguía otra de cor-
netas largas, dando paso a las cornetas
de llaves en do-si y la percusión cerran-
do el grupo. Gracias al cornetín “¡me
pegué la mili padre!”, exclama. Tras el
campamento en León, fue destinado a
Valladolid, donde entró en la banda del
cuartel. “Le quité el puesto al cornetín
y me rebajaron de todos los servicios”.
Su mayor satisfacción era poner firmes
a todo el mundo, señala con gracejo.
Debutó en una procesión de San Isi-
dro hace 45 años, y desde entonces “no
he faltado nunca”, dice con rotundidad.
Fue un día tan especial como el último,
hace pocas semanas en la procesión
de acción de gracias a Jesús. “Fue algo
grande cuando la banda fue a mi casa y
tocaron una marcha en la puerta”. Ma-
nolo no daba crédito mientras se ajusta-
da el uniforme por última vez. “Estaba
compinchada hasta mi familia, y sentí
algo extraordinario”. Dice ignorar qué
sentirá cuando vea la banda desde fue-
ra, pero quiere escucharlos y decir con
orgullo: “¡Esta es mi banda y mi gente!”.
‘Los invencibles’
La trayectoria de la banda, y por
ende la de Manuel López, ha estado
llena de altibajos, con crisis que hubo
que templar. Tras la marcha del funda-
dor el grupo se cimentó en tres pilares
que revitalizaron el colectivo, Domin-
go López de la Osa ‘Perfecto’, Vicente
Romero de Ávila ‘Polo’ y Patricio Pei-
nado. “Los tres fueron decisivos para
la banda”. Aumentaron los ensayos,
“duros ensayos hasta los domingos”.
Pero aquello aumentó el número de
músicos, recuerda Manolo. Eran los
80 y coincidió con la época de los con-
cursos. La banda de Jesús Rescatado
se convirtió en el líder absoluto en la
zona. “Ganamos el primer concurso
en Daimiel ante más de diez bandas
y eso nos dio una motivación impre-
sionante”. “A pesar de tantos ensayos,
queríamos más’. Les llegaron a llamar
los invencibles
porque triunfaban allá
donde iban. Eran los mejores. Aquel
estilo militar tuvo un punto álgido con
el mítico uniforme de la Legión.
‘No he vuelto a coger la corneta,
no vaya y me remueva…’
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Manuel López abandona la Banda de Jesús Rescatado tras 45 años de dedicación,
pero su huella quedará para siempre
Desfilando con el uniforme de la Guardia Real