Gaceta de La Solana
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Infantilandia en el pabellón Antonio Serrano.
Ganadores de los crismas y cuentos navideños.
Infantilandia, una cita ineludible
I
nfantilandia, el popular
parque infantil instala-
do en el Pabellón “An-
tonio Serrano” durante los
últimos días del año, contó
con una participación total
de 2.090 niños y niñas, en
el conjunto de los cuatro
días que estuvo montado,
uno más que en ediciones
anteriores. La concejalía de
Infancia movilizó 27 perso-
nas, entre monitores y téc-
nicos. Según datos oficiales,
se vendieron 391 abonos y
otras 526 entradas sueltas. *
Cómo ven ellos la Navidad
U
n total de 14 cole-
giales recibieron sus
regalos como gana-
dores de los concursos de
cuentos y crismas navideños,
organizados por la Biblioteca
Municipal. El auditorio del
Don Diego escenificó el acto
de entrega de premios, ame-
nizado en los prolegómenos
por el coro parroquial de San
Juan Bautista de la Concep-
ción, que interpretó un breve
recital de villancicos.*
El incesante carrusel del villancico
N
o hay música más tradicional
en Navidad que el villancico.
Una vez más, sonaron por do-
quier en La Solana durante las pasadas
fiestas. El coro de San Juan Bautista de
la Concepción actuó en el Don Diego,
el de Santa María en Santa Catalina, y
la asociación Santa Cecilia actuó en
el Convento, en las dos residencias de
mayores en el Centro de Mayores. En
la imagen, un momento de ese último
recital. *
El sector hostelero mejoró sus datos
Los mayores también cantaron villancicos.
Aunque cada hostelero contará la película
según le haya ido, parece que la cosa ha fun-
cionado un poco mejor esta Navidad. Varios
hosteleros consultados por GACETA confir-
man un repunte al alza. En general, admiten
que ha sido la mejor Navidad de los últimos
años. Desde luego, la más animada desde
que arrancó la cacareada crisis. Un ejemplo
es El Mirador del Parque, que dio servicio a
casi 1.900 comensales entre comidas y ce-
nas, aproximadamente un 7% más respecto
a 2013. Al margen de los grupos de amigos,
que fueron legión, proliferaron las cenas o
comidas de empresa y de asociaciones de lo
más variopinto. Otro baremo para calibrar la
situación.
La mejora invita al optimismo, aunque con
freno de mano. Y es que los gastos continúan
siendo muchos y una empresa hostelera de-
pende mucho de la volatilidad de los bolsillos.
“Ni la situación es tan buena como algunos la
pintan, ni tan catastrófica como dicen otros”.
Es la respuesta más inteligente cuando he-
mos preguntado si ya ha pasado lo peor.*