Gaceta de La Solana
9
El Tema
rrientes de calefacción, prensa diaria,
luz, agua, seguros y el mantenimiento
rutinario de un edifico grande y vetus-
to que necesita sustento. Por fortuna,
los tejados se adecentaron hace poco
y tanto la fachada principal como los
salones pequeños están recién pinta-
dos. Hay un proyecto para repasar esos
enormes ventanales que dan a la calle,
pero no está claro que la general de su
bendición al gasto. Para colmo, la barra
ha sido arrendada a coste cero para el
repostero, cuyo único compromiso es
ofrecer un buen servicio y encargarse
de la conserjería. Es más, la otrora pres-
tigiosa repostería del casino está abierta
a cualquier ciudadano que desee dis-
frutarla, sea socio o no lo sea. Sin esa
condición, ningún arrendatario hubiera
aceptado hacerse con el negocio.
Las alternativas fallidas
La Junta Directiva actual es plenamen-
te consciente de la situación. Su presi-
dente actual, Juan Rodríguez-Rabadán,
no se engaña, “el casino se agota porque
no entra gente joven”. Da en la tecla. “Es
el mejor edifico del pueblo pero sin jó-
venes es imposible darle vida”. No exa-
geramos si fijamos la media de edad del
socio en 70 años, sino más. El quid de la
cuestión es, no ya renovarse, sino rein-
ventarse. Hasta ahora, las propuestas
ambiciosas para cambiar el rumbo de la
sociedad han caído en saco roto. Unas
veces, las más, porque la junta general
las enterró. Otras porque la directiva ni
siquiera se atrevió a elevarlas a la sobe-
ranía popular.
Con el comienzo del nuevo siglo lle-
gó una oferta formal de La Caixa, dis-
puesta a comprar la esquina del edificio,
donde se encuentra el salón de lectura,
para instalar su oficina bancaria. Pero
era preciso hacer una obra importante
para adaptar el local y la directiva, tal
vez segura de que la general daría cala-
bazas, ni siquiera lo sometió a votación.
También hubo interés de un hostelero
local para alquilar los sótanos a fin de
montar un disco-pub, sin éxito.
En 2009 fue el propio casino quien
llamó a la puerta del Ayuntamiento.
La directiva presidida por Gregorio
Uriel se reunió con el alcalde, Diego
García-Abadillo, y le ofreció la venta
del inmueble. A cambio, la sociedad se
reservaba el usufructo vitalicio para sus
socios mientras los hubiera. Tampoco
cuajó. Y uno de los planes más intere-
santes fue el intento de transformar el
casino en una Sociedad Limitada, en
tiempos de Isaías Montoya en la presi-
dencia. Se trataba de cambiar la figura
jurídica mediante el reparto de accio-
nes, no más de 5 por socio para evitar
especulación. El objetivo final era ga-
rantizar la continuidad de la institución
mediante el pase de esos títulos a los fa-
miliares del socio en caso de defunción.
La junta general dio portazo al asunto,
para variar.
La última posibilidad para hacer algo
distinto llegó este verano. Un empresa-
rio madrileño con vínculos solaneros se
interesó por el casino para montar una
sala de apuestas online, tan de moda úl-
timamente. La cosa no pasó de alguna
conversación, sin proyectar nada serio.
Asociaciones,
una solución viable
La cruda realidad se impone. Desde
2006, el Casino La Unión ha perdido
el 65% de su masa social. A este ritmo,
tiene las horas contadas. Excepto que
se abra a la sociedad solanera. Andrés
Moreno Martín de las Mulas es el se-
cretario desde hace 18 años, en distin-
tas etapas. Aún joven (50 años) para la
media de edad que se mueve ahí den-
tro, no oculta su apego sentimental a la
institución, “le tengo cariño y no quiero
que desaparezca”. Conoce las tripas del
casino como nadie y sus posibilidades,
que existen a pesar de todo.
“En un edificio tan grande, y tan cén-
trico, se pueden hacer muchas cosas”.
Opina que la conversión en SL es una
buena idea, “sería una forma de asegu-
rar el futuro con títulos de propiedad”.
Pero apunta otras, por ejemplo abrir
las puertas a las asociaciones solaneras.
Son muchas las que pagan alquileres
en diferentes locales o buscan dónde
instalarse. Andrés Moreno tiene entre
ceja y ceja apostar por esta alternativa.
“Los salones de arriba están vacíos, se
podrían dividir para dar entrada a aso-
ciaciones interesadas en tener un local
céntrico, amplio y asequible”.
En su opinión, esta apertura revitali-
zaría el casino. “Se trata de que los so-
laneros entren al casino”. Donde hay
gente, hay vida. La duda es saber si la
susodicha junta general, cada día más
pequeña, aceptaría una iniciativa de
esta naturaleza. Con los ojos abiertos,
sí; con los ojos cerrados, desde luego
que no. El obstáculo se repite: los in-
movilistas siguen ahí. Quizás piensen,
erróneamente, que el regio edificio aca-
bará siendo suyo y lo mejor es no mover
un dedo. En caso de disolución, el artí-
culo 93 de los estatutos es rotundo: “el
patrimonio resultante se destinará a la
entidad o entidades no lucrativas que se
determinen, y que en todo caso habrán
de perseguir fines de interés general”.
La ecuación es clara. Reinventarse o
morir. Es cuestión de que los reformis-
tas ganen la batalla a los petrificados.
Pero han de hacerlo antes de que sea
demasiado tarde. *
El amplio e inutilizado salón de arriba, un buen destino para asociaciones u otras actividades.