Gaceta de La Solana
8
Reportaje
A
urelio
M
aroto
É
rase una vez un hombre a un dis-
fraz pegado: Paquillo. Recuerda
con claridad aquel año que salió
con una sábana llena de trastos para
vender, como buen estraperlista. “Lla-
maba a las casas ofreciendo pendien-
tes, sortijas, colchas, sábanas, mantele-
rías…”. Era el año 1950 ¡ayer mañana!,
cuando el carnaval estaba oficialmente
prohibido. Pero sólo oficialmente. “A
veces huíamos de la policía y nos metía-
mos en las casas”. “A quien pillaban, lo
pelaban al cero como castigo”. Por suer-
te, él no sufrió esa ‘humillación’. “Yo no
tuve problemas” –nos dice-. Salvo una
vez, mientras hacía un curioso truqui-
llo –que todavía sigue haciendo- con un
pañuelo de mano. “El alcalde Toboso y
el sargento de la policía me pararon en
la plazuela y me preguntaron qué hacía
con ese pañuelo; les hice el truco, se rie-
ron y me dejaron ir”.
Paquillo y Ré, carnaval
en estado puro
“Tres negocios hay en el pueblo /
que ganan mucho dinero / Los Pe-
potes, Bernardino / y JuanMiguel El
pellejero”. Esta coplilla la escribió
a finales de los años 80 Domingo
Alhambra Prieto. Su pareja carna-
valera de entonces, Diego Palacios
Estacio, el popular ‘Ré’, guarda con
enorme cariño las ingeniosas es-
trofas del recordado Domingo ‘Pa-
trón’. Él, y su inolvidable jefe, Jesús
Onsurbe, fueron sus grandes men-
tores en asuntos de carnaval. Des-
pués, Diego Ré se unió a Francisco
Rodríguez Rabadán ‘Paquillo’. Clá-
sico de clásicos. Hace 23 años que
no fallan a su cita. Una pareja de
hecho sin la que no podría escribir-
se la historia del carnaval solanero.
Las anécdotas se agolpan. “Un año
salimos con una borrica de Martín ‘Ra-
bote’ y en el bar de Bernardino se bebió
un litro de vino de la sed que llevaba
el pobre animal”. Otro año lo paró un
Guardia Civil en pleno baile de Onsur-
be mientras parodiaba a un vendedor
de tabaco. “Sí, me paró… y me compró
un paquete”. Y en esas ventas callejeras
de casa en casa, no olvida aquel día en
una casa de la calle Emilio Castelar. Una
madre llamó a la hija para que bajara a
ver si le interesara algo; tuve que decirle
quien era”.
Ya octogenario, Paquillo aún tiene ga-
solina. El carnaval se lleva en la sangre.
Se ha disfrazado de todo y de todos,
siempre guardando el debido respeto, o
eso dice. Diego Ré es su ‘media naranja’
desde hace más de dos décadas. Menu-
do de estatura, hacía una pareja perfec-
ta con el espigado Domingo Alhambra
para encarnar a Tip y Coll (1978) o El
Pulga y el Linterna (1988). “Si el tiempo
lo permite / habrá corrida en el Castillo /
el Pulga y el Linterna / y de sobresalien-
te, Paquillo” –decía una de sus coplillas,
que cantaban en la célebre Discoteca
Pelephan. “¡Un año fuimos teloneros de
“Los Chichos” –recuerdan-. Allí hacían
crítica y sátira a cosas del pueblo, por
ejemplo cuando las autoridades del mo-
mento organizaban copiosas comilonas
en el paraje de La Mina. “Al CF La Sola-
na le llamábamos el CF Cordero Minal;
por qué será…”.
Paquillo y Ré han hecho parodias de lo
más variopinto, y también de lomás inge-
nioso. En estos años han sido el mantero
y el policía, el médico y el enfermo, la vie-
ja y el viejo, la Pantoja y Julián Muñoz…
Pero también han salido de turistas, de
aguadores, de enfermos con goteo, de
religiosas, de niños robados o de boxea-
dores. Un carrusel de disfraces que con-
servan como oro en paño. “Yo tengo un
armario lleno” –comenta Paquillo- “Y yo
una cómoda repleta” –nos dice Ré-.
Paquillo y Ré parodiando el problema del agua.