GACETA DE LA SOLANA 309

Gaceta de La Solana 51 Entrevista Schönberg decía que las reglas estéticas no prescriben la belleza, no necesaria- mente. Yo creo con firmeza en ese prin- cipio. Cuando empezaba a estudiar mú- sica en el conservatorio me empapaba obsesivamente de las normas y las pau- tas, a sabiendas de que para transgredir algo hay que conocerlo bien. Jamás me despego de esa premisa. Respecto al minimalismo, es un estilo asumido de forma natural, absorbido quizá de las influencias de otros autores como Mer- tens o Nyman, a los que ya escuchaba desde muy joven. ¿Vemos aquí al Pedro más intimista, más espiritual, más ‘desnudo’? Sin duda, al más introspectivo, aunque la composición siempre es un acto con- secuente de desnudez y de intimismo. ¿Qué significa la novedad de una voz solista, que sí vimos en Dreams Suite pero no habíamos visto en Yoel Marc? El proyecto “Yoel Marc” gravita en tor- no al piano de forma recurrente. En al- gunos casos ese planteamiento rígido se convierte en una limitación. Con este disco sentí la necesidad de experimen- tar con otras posibilidades tímbricas, y así lo hice, incorporando el registro de la voz soprano hasta obtener un resul- tado plausible. Lo más novedoso en este caso ha sido el uso de la articulación vocal mediante fonemas que no com- portan un significado, pero que sí posi- bilitan el soporte de la melodía. Más allá de este proyecto, ¿en qué momento está nuestro Pedro Reguillo? Me emociona el tono de la pregunta. Es- toy bien, en un momento especial de mi vida. Me siento en paz con el mundo y en paz conmigomismo, satisfecho por haber llegado hasta aquí y seguir contándolo. ¿Te atreves a resumir cómo ha evolucionado tu música -y tu forma de entenderla- de treinta años a esta parte? Siento que con los años soy menos es- pontáneo y más reflexivo en el aspecto creativo, y supongo que eso se refleja para bien y para mal en la evolución de mi música. El resto del juicio se lo dejo a los que de verdad quieren escuchar. Con certeza solo puedo decir que me sigo sintiendo un aprendiz de la música y de la vida. Habiendo sido cocinero antes que fraile, ¿echas de menos los focos de un escenario o prefieres la abstracción anónima de un estudio de composición? No lo echo de menos, sinceramente. A pesar de mi trayectoria, por vocación siempre fui más compositor que intér- prete. Cuando vivía en la vorágine del éxito comercial y de la fama, soñaba a la vez con envejecer en la paz del estudio, dedicándome a escribir y a componer. Así que estoy agradecido porque que la música me lo ha dado todo en el mo- mento justo. A nivel más global, si abres la ventana y te asomas al panorama musical, ¿Qué ves? Algo similar a lo que percibo en la rea- lidad de la vida de hoy: superficialidad, empacho de estímulos, apariencia y vir- tualidad como remedio estéril de la infelicidad. ¿Y en esta ‘dictadura’ de las redes sociales, de la inmediatez, del reguetón y de la IA, qué representa un piano creativo como el que tú acaricias? Representa, sobre todo, la posibilidad de ser creativamente libre, de levantarte cada día y poder realizarte sin tener que pagar un precio que no te corresponde por ser quién eres. Angels in my heart es un viaje a la luz, que supongo no ha terminado… No hay mayor anhelo para un ser hu- mano que viajar a la luz y trascender la muerte. Tal vez sea la forma más bella de entender el sentido de nuestra propia vida. Sin tener certeza, solo nos queda el consuelo de la esperanza. Pedro Reguillo, sentado frente al piano. "La composición es un acto consecuente de desnudez y de intimismo" (Pedro Reguillo)

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