GACETA DE LA SOLANA 309
Gaceta de La Solana 12 Entrevista A urelio M aroto Rafa siempre fue un tipo inquieto, diná- mico, muy extrovertido y con ganas de comerse el mundo a bocados. Guardia civil de profesión, vivía deprisa, unido a su trabajo, a su gente, a su Atlético de Madrid… y a su motocicleta. Ese mun- do se le paró el11 de junio de 2023. Un accidente a lomos de esa moto, en un lance de pura mala suerte, le segó la médula espinal. Cuando despertó del coma quería volver a dormirse, pero para siempre. Vivió las fases habituales de un lesionado medular, desde la ne- gación inicial hasta la aceptación final. Un proceso que exige tiempo y que es imposible transitarlo solo. Finalmente, entendió que merecía la pena empezar y se puso manos manos a la obra. Rafael Luna Gallego (La Solana, 1971) ha hecho bueno el viejo aforis- mo: En una vida hay muchas vidas. “Me encuentro bastante bien en relación a cómo estaba, estoy animado y con muchas ganas de tirar para adelante”, afirma. El pasado 8 de diciembre, con motivo de una exhibición de ciclismo adaptado en la caseta municipal, GA- CETA habló con él. Por allí estaba su amigo ‘Kiko Pancho’, que progresa en el deporte de alto nivel para personas con discapacidad física. Y también es- taba Toni de la Torre, otro solanero que pone al mal tiempo buena cara en su nueva pelea por salir adelante. Ambos son ejemplos de tenacidad, de resilien- cia, igual que Rafa. “Antes vivía de una forma equivoca- da, aunque creía que era la única posi- ble”, nos dice sin dudar. Se refiere a la vorágine del día a día, lidiando con esa trilogía trabajo-casa-vacaciones, que parece la única posible. “Tenía una vida sobredimensionada, la típica en la que quieres una casa mayor, un coche más grande y más dinero en el banco”. As- piraciones legítimas, sí, pero demasiado mundanas. “Ahora vivo esa vida real- mente feliz, incluso creo que soy más feliz que antes, aunque muchos me pre- gunten que cómo puedo decir eso”. Su argumento es simple: “Ahora veo cosas que antes no veía por mucho que mira- ba, simplemente porque el árbol no me dejaba ver el bosque”. Y apareció Mustafá Rafa no se engaña. Es muy conscien- te de que vive en una silla de ruedas, con limitaciones y daños colaterales para su salud que son inherentes a la lesión que sufre. Y precisamente, asumirlo es el primer paso para superarlo. Necesi- tó mucha ayuda, y la encontró. “Invito a visitar el hospital de Parapléjicos de Toledo”, insiste. El accidente cambió su vida y ese hospital se la ha vuelto a cambiar. “Allí me han enseñado a ser más humano de lo que era”. Y en ese bendito lugar conoció a Mustafá, un senegalés que se ha convertido en una suerte de guía que le ha conducido de la oscuridad a la luz. Algo parecido le sucede ahora con Kiko. “Me llamó un día sin conocerme y desde entonces no ha parado de ayudarme a cada instante”. Pero subraya que han sido muchas las personas que le han prestado su hom- bro para apoyarse en él mientras lloraba de impotencia. Familia, amigos, otros parapléjicos, y por supuesto, su mujer, Mari Jose. “Ella es un pilar básico en mi vida, me ha dado una lección de tesón, de sacrificio y de paciencia”. “Hay días que me pregunto si será el último que me aguante, pero ahí sigue”. Mucho por descubrir Los días pasan, los meses pasan, y pasarán los años. Rafa Luna prefiere ver la botella medio llena. Se siente con energía. Su plan de vida es otro, y no necesariamente peor, más bien al con- trario. Un lesionado medular tiene mu- cho que decir, mucho que hacer, mucho que descubrir. La ciencia ha avanzado y la calidad de vida se ha multiplicado. “Como lesionado medular se puede ha- cer de todo; yo mismo hago natación y tiro con arco”. El problema no es tanto lo que se puede hacer, sino los medios para hacerlo. Las ayudas no llegan a tiempo y hay que pelear con las institu- ciones. “Esta silla que llevo vale veinte mil euros; hay un déficit brutal en ayu- das”, asegura. Y luego están los obstácu- los arquitectónicos porque las ciudades no están adaptadas. Rafa Luna y su nueva vida en silla de ruedas: “Vuelvo a ser feliz” Rafa Luna -centro- con el solanero Toni de la Torre -dcha- y otro compañero en Toledo.
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