LaSolana_N303_Diciembre2023

Colaboraciones Gaceta de La Solana 80 H ay muchas fiestas a lo largo del año que además de su carácter tradi- cional se han visto influidas por el consumismo desmedido, alentado sobre todo por la avalancha de publicidad y pro- mociones que las marcas comerciales nos lanzan. Y otras fechas, importadas de otras culturas y que se han instalado en nuestro calendario sin tener nada de tradicionales y, a veces, ni de festivas, y que únicamente tienen ese carácter consumista como son el Black Friday y el Cyber Monday. Estos dos días, que poco a poco se han ido convirtiendo en una semana o inclu- so un mes, sólo sirven para inducirnos al consumo a través de grandes descuen- tos y agresivas campañas publicitarias. Y habría que ser muy escrupulosos y meti- culosos cuando analicemos estas ofertas para confiar si realmente los descuentos prometidos son tales; o se trata de falsas bajadas de precio, pues en las fechas an- teriores se produjeron subidas encubiertas y, obviamente, no anunciadas. En cualquier caso, el elemento común de estos momentos del año es la publicidad, que con más intensidad nos acosa y nos inunda desde todos los medios de comu- nicación, incluyendo, por supuesto, internet y las redes sociales. Pero está claro que la publicidad no se limita a ciertas fechas, sino que está presente en nuestro día a día durante todo el año. Y por eso deberíamos hacer una cautelosa reflexión sobre ella; y cómo nos influye en nuestra vida y en la ma- nera de percibir la realidad que nos propone. Además, esa reflexión debe incidir ante todo en la influencia sobre los adolescentes y jó- venes que por su estilo de vida, su continuo uso de las tecnologías y las redes sociales y la falta de madurez personal, pueden sufrir con más intensidad los efectos no deseados de este bombardeo publicitario. La publicidad, mal que nos pese, es inevitable. Es un pilar imprescindible de nuestra economía de mercado; tanto como elemento básico de la comercialización de casi cualquier producto o servicio, como un sector productivo en sí mimo. Es inútil luchar contra la publicidad, pero tendre- mos que ser críticos con ella y andar lo su- ficientemente apercibidos para saber qué parte nos puede resultar útil y cuál nociva. Debemos tener claro que no siempre la publicidad viene identificada como tal, sino que la recibimos envuelta en otros conteni- dos. Aunque no siempre es fácil diferenciar y separar los contenidos que se consumen de la simple información sobre un produc- to o servicio y a su vez de todo aquello que sugiere.Por eso, hay una necesidad de ser críticos con los mensajes publicitarios que nos llegan. Y saber que nos envían mensa- jes, al menos, en dos niveles. El primer nivel, y primer objetivo ori- ginal de la publicidad, es el nivel infor- mativo. La publicidad nos informa de lo que se vende: qué se vende, cómo es, dónde, para qué sirve… En definitiva, es un contenido objetivo sobre el producto o servicio a la venta y que por ley ha de ser cierto y contrastable. El segundo nivel es el sugerente. Y aquí ya no hay información objetiva. Es una se- rie de sugerencias o insinuaciones o in- terpretaciones ficticias sobre lo que el uso de determinado producto puede generar en nosotros: que seamos más listos, más interesantes, más populares, más gua- pos… en definitiva, que nos parezcamos física y socialmente a aquel personaje que admiramos y que nos está ofreciendo el producto. Y esto no se basa en datos objetivos, sino en hacernos creer, subje- tivamente, cómo puede cambiar nuestra vida si usamos ese producto. Y es curioso que donde más invierte la publicidad es en aquellos productos que no son esenciales para las personas. Produc- tos que si no fuera porque los anuncian, no los conoceríamos ni los echaríamos de menos, y por supuesto no los compraría- mos, simplemente porque no son nece- sarios. Pero la publicidad se encarga de hacerlos imprescindibles. Por eso, no cai- gamos en las redes de la publicidad. Los cambios constantes en las rela- ciones de consumo hacen cada vez más La publicidad no puede ser el cristal con el que miramos el mundo

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