GACETA DE LA SOLANA 301

Gaceta de La Solana 25 Reportaje Como una droga A pesar de los momentos complicados que puede entrañar cada tentativa, el deseo de Paco García-Abadillo es con- tinuar practicando este deporte “mien- tras el cuerpo se lo permita”. “Esto es como una droga y continuaré subien- do cimas cada vez más exigentes”. El próximo reto, previsiblemente el año que viene, le llevará al Huascarán, la montaña nevada granítica culminante de los Andes peruanos, con una altitud oficial de 6.757 metros. Después, no descarta algún ochomil . Lo dicho, algo así como una droga. Paco García-Abadillo, en la cima del con una bufanda del CB La Solana. Si la ascensión es dura, la bajada lo es aún más. 1.800 euros, incluyendo viaje en avión a Estambul, dos noches de hotel en la ciudad turca, desplazamientos hasta el lugar de la ascensión, cinco días en la montaña y el regreso a España. En los periplos montañosos duerme en refu- gios, o en campamentos base si el pico es más elevado. Allí goza de un régimen de pensión completa, con comidas ba- sadas en pasta y arroz, principalmente. También se incluye un seguro de viaje para cubrir posibles eventualidades. Los últimos metros antes de llegar a la cima son los mejores, “a no ser que vayas muy mal”. “La adrenalina te pone eufórico”. “Una vez allí, la sensación es inexplicable. Lo has conseguido”. A medida que va ascendiendo, el or- ganismo tiene que hacer un mayor so- breesfuerzo. “A partir de los cuatro mil metros te cuesta más andar y respirar. Por eso, muchas veces necesitas acli- matar el cuerpo y descansar bien”. Otra premisa a tener en cuenta es el trabajo en equipo. El compañerismo es lo más importante porque siempre van con más gente y deben ayudarse los unos a los otros. “Todos suben y todos bajan a la vez”. El vértigo es otro aliciente, algo que Paco ha ido perdiendo con el tiem- po. Después vendrá la bajada, habitual- mente más ardua porque se acumula el cansancio físico y sufren mucho las ro- dillas, nos cuenta. Cuando concluye el trazado completo también es otro mo- mento de éxtasis. “No sé qué me da más gusto, si llegar a la cima o cuando veo el coche para ir al hotel”. Semanas después de subir el Ararat, sus rodillas todavía seguían quejándose…

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