GACETA DE LA SOLANA 294

Gaceta de La Solana 21 Reportaje cinco días después estaban molturando. “Menos mal que la aceituna maduró más tarde”, recuerda aliviado. La nueva almazara comenzó a procesar aceituna cornicabra y picual, predominantes en la zona. Llegaba de olivares propios, de se- cano. “La recolección es el proceso más importante y también más delicado”, reconoce Manuel. El aceite resultante es una mezcla de ambas, lo que se denomi- na un coupage natural. La etiqueta ‘ecológico’ lleva detrás una mochila de requisitos, numerosos y exigentes a la vez. Un aceite de oliva ecológico no debe contener residuos de productos químicos sintéticos, nada de fertilizantes, pesticidas o herbicidas. Además, la familia Jaime recoge la acei- tuna de forma prácticamente manual. “Solo la que está en el árbol; descarta- mos la que caiga al suelo por el viento o por pronta maduración”. A la caza de mercado La campaña 21-22 ha sido el bau- tizo de La Senda . Los 11.000 litros de aceite ecológico resultante ya están en el mercado y llega la hora de la verdad: venderlo. Manuel admite que es un mo- mento crítico. Por un lado, son nuevos en esto; por otro, necesitan ‘riñones’ para atender los pagos a la vista. “Ahora todo son facturas que pagar”, incluidas 7 nóminas. Pero no se arruga. El que algo quiere, algo le cuesta. De momen- to, Oro La Senda ya está en los escapa- rates de muchas tiendas y en la mesa de muchos restaurantes de La Solana, Valdepeñas, Tomelloso, Manzanares, Membrilla o Alcázar, por ejemplo. Sin embargo, la viabilidad del negocio está más allá. “Todo pasa por vender en el extranjero, lo tengo claro”. “Acabará siendo el ochenta por ciento de nuestro mercado”. Europa, EEUU o Canadá es- tán en el radar. Naturalmente, hablamos de un pro- ducto más caro, alrededor de un 30 por ciento por encima de un aceite virgen extra tradicional. Es el plus lógico de un alimento más costoso de producir y a la vez superior en propiedades y sabor. He ahí el valor añadido. Manuel sabe que hay un mercado esperando. “Igual que la gente paga por un Audi o un Mer- cedes, también hay gente que paga por este aceite; es cuestión de encontrarla”. Por eso, el trabajo de prospección es crucial. De momento, ya están en la D.O. Aceite Campo de Montiel, una de las cuatro de la región. El trabajo de marketing se ve en las botellas, con un diseño muy cuidado para sus tres tipos de aceite: Cosecha Temprana (etiqueta negra), Premium y Selección. En busca de un sueño Hablando con Manuel nos damos cuenta del punto emocional que hay en el proyecto que enarbola junto a sus hermanos. “Yo estaba muy tranquilo con mi trabajo jo, mis vacaciones y mis descansos; ahora no tengo tiempo ni de rascarme”. Pero ha preferido remangar- se y salir de su zona de confort. “Lo que sé de aceite lo he aprendido haciendo cursos online y leyendo mucho; soy un autodidacta”. A pesar del trabajo sin ho- rario y de lidiar con la propia familia, en la balanza pesa más el reto de prosperar con un negocio propio, nacido desde la nada. Manuel, Lorenzo, Alfonso y Án- gel aceptan el reto. Aceptan el sueño. Y han elegido su pueblo, La Solana. ECONOMÍA CIRCULAR La almazara de los hermanos Jaime está situada a la salida de la carretera de Tomelloso, a unos dos kilómetros de La Solana. Trabaja bajo parámetros de op- timización de recursos. No es autosufi- ciente, pero se acerca. Por ejemplo, una canalización aprovecha el agua de lluvia para limpiar la aceituna. Esa agua irá a un depósito de 200.000 litros para riego. Desde el punto de vista energético, el complejo no tiene luz de red, sino un potente sistema de placas solares que se refuerza con un grupo electrógeno durante la cosecha. El resto del tiempo todo funciona con energía solar. Y lue- go está la biomasa, ya que los célebres huesos de aceituna alimentan el sistema de calefacción. “Nuestro objetivo es ir a la economía circular”. Los hermanos Jaime, junto a su padre.

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