La_Solana_n283

Gaceta de La Solana 9 Entrevista porque eran registradas en el laboratorio el día anterior. Los números son difíciles de manejar y fáciles de manipular. ¿Por qué se han dejado de tratar otras patologías? Aquí [en el Gregorio Marañón] se sus- pendieron las cirugías no urgentes y no oncológicas en los peores momentos porque los quirófanos y las unidades de reanimación necesitaban atender pa- cientes con COVID-19. Se dejó de lado la atención de pacientes crónicos por múltiples motivos: faltaban sanitarios, las consultas se hicieron no presencia- les, muchos pacientes temían ir al hos- pital… Los médicos de primaria solo derivaban los casos más urgentes. ¿Qué medios, técnicos y/o humanos echáis de menos en un momento así? Principalmente equipos de protección individual, que al principio eran inexis- tentes, y también respiradores. A nivel humano, más enfermeros/as, a menu- do el impedimento principal para abrir más camas de críticos. ¿Sirvieron de algo aquellos aplausos de las ocho? Me remito a las palabras de José Euge- nio Guerrero, jefe del servicio de UCI de nuestro hospital, que ha recogido el premio Princesa de Asturias de la Con- cordia a los sanitarios: “Nunca fuimos héroes, pero hicimos nuestro trabajo lo mejor que supimos y pudimos, cons- cientes de que compartíamos un destino común con toda la sociedad y que en la lucha contra el virus no era posible esperar milagros, solo valía el trabajo, la dedicación, y el esfuerzo más allá de cualquier límite”. Aquellos aplausos sir- vieron para animarnos a seguir adelan- te, no solo a los sanitarios, sino a toda la sociedad. En lo personal, ¿cómo ha cambiado la pandemia tu día a día? Ha supuesto un esfuerzo titánico, pero formaba parte de mi trabajo como mé- dico internista en la planta de hospita- lización. Fue novedoso vestir con EPI y reducir las visitas al enfermo para evitar la exposición y el riesgo de contagio. Pero, sobre todo, nos tocó intentar ocu- par el hueco de los seres queridos en los peores momentos, lo que hacía que mu- chas veces te llevaras parte del trabajo a casa. ¿Y cómo ves el panorama actual? ¿Y el futuro? Vivimos una situación de incertidum- bre, con zonas de incidencia más esta- ble pero continuos picos que nos llevan a la necesidad de tomar medidas en áreas concretas. Tenemos que acostum- brarnos a vivir usando la mascarilla y evitando las reuniones multitudinarias durante un tiempo. Los expertos dicen que la pandemia durará en torno a dos años y cuanto antes lo asimilemos me- nos frustrante será. ¿La vacuna será la solución? La vacuna será un excelente apoyo para evitar el desarrollo de cuadros graves en los pacientes de mayor riesgo. Aunque el virus quede circulando, lo habitual es que pierda letalidad y que la ciudadanía tenga inmunidad completa o parcial, con cuadros más leves. Por cierto, ¿qué le dirías a un negacionista? Es simple. Le invitaría a darse un paseo por las unidades COVID de cualquier hospital y que hablen con los expertos en epidemiología, que son los que mi- ran por la salud de todos. Esta pande- mia tiene más repercusión que ninguna que hayamos conocido. Por eso las me- didas son excepcionales. Y por último, ¿qué mensaje envías a los solaneros y las solaneras? Apelo a la fortaleza y creatividad de los solaneros. A los jóvenes os pido que guar- déis la distancia, uséis la mascarilla y evi- téis reuniones masivas, por vosotros y por vuestros adultos que tienen más riesgo de infección grave. A los mayores les digo que sigan siendo ejemplo de templanza y consuelo para los demás, aportando su experiencia. Tened paciencia y cautela para poder celebrar de nuevo la vida sin haber dejado a más gente en el camino. Agustín Diego -centro- junto a varios de su compañeros.

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