La_Solana_n283

Gaceta de La Solana 44 La Gaceta Deportiva A urelio M aroto L a tradición tomista defiende que el acto de fe está determinado por el objeto en que se cree: Actus fi- dei specificatur ab objecto . Debe ser muy potente esa creencia para seguir adelan- te, sobre todo cuando las piedras en el camino son tantas y las recompensas tan pocas. Pero la fe es eso, creer y no preguntar por qué. No hay otra manera de entender el denuedo y la perseveran- cia de algunos cuando pintan bastos. Hay que ser muy fiel, y un punto loco, para dirigir un club deportivo federado con la que está cayendo. CF La Solana, FF La Solana, CB La So- lana y FS La Solana son cuatro ejem- plos ilustrativos. En el caso de los dos primeros clubes, el simple hecho de mover más de 200.000 euros de presu- puesto en una sola temporada es una tarea hercúlea. Pero si, además, viene una pandemia, esa tarea se convierte en quimérica. Sin distinguir quién mueve más o quién menos, porque cualquier responsable de club o asociación sin ánimo de lucro tiene un mérito enorme, los cuatro clu- bes aludidos tienen ante sí una tempo- rada llena de obstáculos a cuenta de la crisis sanitaria. Sus directivos, que son Un ejercicio de fe Directivos tomando la temperatura a los aficionados. Aficionados sentados en los puntos verdes de la grada. gente corriente, no saben a qué atener- se. Es imposible planificar, ni siquiera a corto plazo. En cualquier momento se aplaza un partido -como ya ha su- cedido-. Hay que preparar protocolos, nombrar cargos específicos, enviar do- cumentación, contratar test semana- les… No saben si empezar la campaña de socios o si esperar, qué precio poner al carné, cómo convencer a las empre- sas colaboradoras, a los sponsor, y qué mensaje dar a los jugadores, algunos profesionales de esto. Por si fuera poco, se mira con lupa el acceso de aficiona- dos al recinto -como debe ser- y ahí están ellos, termómetro en mano, ha- ciendo de ‘policías’ improvisados. Todo, sin saber si un positivo arruinará el si- guiente partido. Una espada de Damo- cles realmente insoportable. La realidad es que las competiciones ofi- ciales se están convirtiendo en un caos. Los calendarios se alteran, las federacio- nes se impacientan, los clubes no saben a qué atenerse y el aficionado de a observa con estupor. El horizonte es oscuro y un nuevo parón general acecha. En estas circunstancias, el día a día de un directivo de club modesto, a caballo entre el amateurismo y el profesiona- lismo, y con recursos limitados, es lo más parecido a un tormento. ¿Por qué no abandonan? se preguntarán algunos. Precisamente por eso, porque lo suyo es un ejercicio de fe.

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