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Gaceta de La Solana 37 Nuestra historia sus mercaderías 6 . Con el tiempo, la fies- ta se trasladó al último fin de semana de abril, con el objeto de que la feria se realizara durante dos días. En el altar donde se hallaba la imagen había un ara y estaba todo muy lim- pio “con adorno y deçencia” . La Virgen contaba con cinco vestidos de lana, de- corados con flores de oro, siendo sus colores blanco, azul, verde y encarna- do, contando con manto, jubón y bas- quiña, mientras que el quinto vestido, era morado, tenía delantera y manto. Además, había tres pares de andas de madera, unas doradas y otras verdes, que se utilizarían para las procesiones y los desplazamientos. Cerca del castillo se levantaba un humilladero, del cual dicen que era “grande y capaz” , estaba cubierto y dentro contaba con una cruz de madera 7 . En la segunda mitad del siglo XVII y en el XVIII, los traslados de la imagen a La Solana fueron aumentando para decir novenarios, pidiendo por la solución de los graves problemas que afectaban a la localidad: sequías, temporales, epi- demias y plagas. Como ejemplo de ello, el 22 de abril de 1668, se pidió traer a la Virgen de Peñarroya “como es cos- tumbre” y que se haga una novena por el temporal, avisando al alcaide mayor del castillo y al justicia de Argamasilla, para obtener la licencia oportuna. Con el tiempo, las visitas se hicieron con ma- yor frecuencia, como ocurrió el 15 de abril de 1689 y de nuevo el 8 de diciem- bre de 1690, como consecuencia de la falta de agua, por una dura sequía que afectó a la población durante esos años. En ocasiones se alternaban las rogativas y traslados con los de la imagen de San Antón, pues el 8 de mayo de 1713 el ayuntamiento realizó una petición para trasladar al santo desde su ermita a la parroquia para hacer una novena por la falta de agua, mientras que el 8 de abril de 1716 se decidió traer a la Virgen 8 . En 1770, la cofradía de La Solana cam- bió la celebración a septiembre, tras la cosecha, y los cofrades y fieles dispo- nían de más fondos. En 1819, la Virgen fue traída en dos ocasiones, una por la falta de agua y otra por la peste, en cada permaneció en la localidad duran- te dos novenarios, aumentando así su estancia. En 1841, debido a una plaga de langosta y sequía se trasladó durante tres novenarios, mientras que en 1869 la permanencia aumentó a siete. Con la creación del Obispado de Ciudad Real en 1875, se dejaron de pedir los permi- sos y se estableció un sistema de rota- ción, que perdura hasta la actualidad 9 . En las primeras décadas del siglo XX se hacían coincidir las fiestas del traslado al castillo de Peñarroya con las de San Antón. Como hemos visto en estas líneas, la fe y la devoción a la Virgen de Peñarroya durante las adversidades y momentos de incertidumbre (temporales, sequías, accidentes, plagas, hambrunas y epide- mias), como los que estamos viviendo en la actualidad, fueron en aumento y sirvieron para canalizar el carácter, la capacidad de lucha, resistencia, supe- ración, esperanza, solidaridad y senti- miento de un pueblo, que todavía sigue manteniendo la fe en su patrona y en- comendándose a ella en los momentos difíciles, manifestando de igual manera su alegría y ganas de vivir en las situa- ciones de bonanza y en las fiestas dedi- cadas a Ella. 6 Serrano de Menchen, Pilar: “Singularidades de una advocación mariana de gloria: la Virgen de la Encarnación de Peñarroya” en I Congreso Nacional Ciudad Real y su provincia, tomo II. Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 2015, p. 172. 7 AGP, Infante Don Gabriel, secretaría, legajo 526, visita general del Gran Priorato, Argamasilla de Alba, 1655. 8 Archivo Municipal de La Solana (AMLS), caja 4, libro de sesiones municipales (1661-1679), acuerdos de 22 de abril de 1668; libro 32, actas de sesiones municipales (1680-1699), acuerdos de 15 de abril de 1689 y 8 de diciembre de 1690; libro 38, actas de sesiones municipales (1700-1719), acuerdos de 8 de mayo de 1713 y 8 de abril de 1716. 9 Romero Velasco, Antonio: Relación histórica sobre aparición, culto, veneración y traslado de la imagen de la Santísima Virgen de Peñarroya desde el castillo de este nombre a La Solana. Cofradía de la Virgen de Peñarroya. La Solana, 1975, pp. 21, 22, 24, 29 y 30. Un momento del vistoso baile de las banderas

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