La_Solana_282

Gaceta de La Solana 36 Nuestra historia dujo un desprendimiento de las pare- des de la noria, cayendo sobre el chico y provocando que quedara en el fondo semienterrado por tierra y piedras. Sus gritos y las llamadas de auxilio del pa- dre, consiguieron que un tío y una her- mana del muchacho acudieran en su ayuda, pidiéndole que solicitara el au- xilio de la Virgen de Peñarroya, a la que profesaba gran devoción. Al situarse los tres en el borde de la noria, provocaron un nuevo hundimiento del suelo y la boca de la misma, de donde pudieron ser rescatados con prontitud, llenos de contusiones y algo malparados, pero sin heridas graves. Lo que temieron es que este nuevo desprendimiento hubiera agravado la situación del chico, provo- cando su muerte. Al conocerse el suceso, llegaron las au- toridades junto con todas las personas disponibles para ayudar en el rescate del muchacho, aunque las esperanzas de salvarlo eran pocas, pues era preciso remover 18 pies cuadrados de terreno hasta una profundidad de trece varas. Los trabajos comenzaron a las nueve de la mañana y concluyeron a las once de la noche, temiendo que el desenla- ce de tanto esfuerzo fuera trágico. Sin embargo la sorpresa fue que, cuando llegaron al fondo del pozo, el mucha- cho estaba vivo. Los periódicos madrileños relataron que “salió el resucitado del milagroso pozo en medio de una numerosa con- currencia que se disputaba el tiempo y el espacio para llenar de aclamaciones a la Virgen titulada de Peñarroya, imagen a quien este pueblo venera con acendra- do culto y loable como ardiente devo- ción” 3 . En los momentos que ocurren estos sucesos, el culto a la Virgen de Pe- ñarroya estaba aumentando de forma importante, así como las visitas y el tiempo de pernoctación de la imagen en La Solana, lo que contribuiría al incremento de la devoción del pueblo. Pero para hacernos una idea de cómo se habría producido dicho incremento vamos a ahondar un poco en la rela- ción entre la Virgen de Peñarroya y La Solana. La cofradía de la Virgen de Peñarroya se constituyó y dotó de ordenanzas en 1607, cinco años antes que la de Ar- gamasilla de Alba. La imagen tenía la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación de Peñarroya y contaba con una ermita en la fortaleza, estando constatada la existencia de un santero desde al menos el año 1607, momento en que éste realizó unas declaraciones escandalosas sobre los santos en una taberna de Manzanares, por las que fue procesado en el tribunal de la Inquisi- ción de Toledo 4 . A mediados del siglo XVII, la Virgen se seguía venerando en su ermita y contaba además, con un humilladero cercano al castillo de Peñarroya, cele- brando su fiesta el día de San Marcos. Cuando los visitadores sanjuanistas, Francisco Ortiz de Angulo y Fray Juan Fernández Malpartida, llegaron el 18 de junio de 1655 al castillo de Peñarroya, indicaron que la ermi- ta estaba dentro del castillo, y que la imagen es “de mucha devocion en toda esta comarca y quel dia de San Marcos a veinte y cinco de março que se hace la fiesta de la dicha imagen en cada un año es grandisima la cantidad de gente que acude ha ella de todos los lugares circunvecinos” 5 . Como vemos, los vi- sitadores confundieron la fiesta de la Encarnación de la Virgen con la de San Marcos, que se celebran con mes exacto de diferencia. Durante la fiesta y romería, aprove- chando la masiva asistencia de público, se celebraba una feria en la zona del cas- tillo, en la que los vendedores ofrecían Documento de la visita de la ermita del castillo de Peñarroya en 1655, con error de los visitadores El relevo generacional parece asegurado 3 El Heraldo, 30 de septiembre de 1847; El Espectador, 1 de octubre de 1847 y El Español, 2 de octubre de 1847. 4 Archivo Histórico Nacional (AHN), Inquisición, tribunal de Toledo, legajo 210, expediente 4, 1608. 5 Archivo General de Palacio (AGP), Infante Don Gabriel, secretaría, legajo 526, visita general del Gran Priorato, Argamasilla de Alba, 1655.

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