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Gaceta de La Solana 12 Ha sido Noticia Santiago Romero de Ávila no olvida las dificultades hasta encontrar el cauce a través de los voluntarios, como tampoco olvida la locu- ra de las primeras semanas. “Había necesidad de todo; nos rogaban que entregáramos equipos de protección como fuera”. Trabajando a contrarreloj, sin horario, los voluntarios procesaban el material que iban recibiendo, conscientes de la enorme necesidad que había, sobre todo en los centros sanitarios y las residencias de mayores. “Hemos repartido en los hospitales de Alcázar, Valdepeñas, Tomello- so y en Manzanares donde más”. También distribuyeron en los dos geriátricos de La Solana, además del CADIG, incluso en los servicios sociales municipales. En total, 5.500 batas y 18.000 mascarillas han sido repartidas gracias a las donaciones de Santiago Romero de Ávila y a las manos y máquinas de un batallón de solaneros anónimos. El bodeguero resta importancia a su parte, aunque ha sido él quien se ha rascado el bolsillo, y no poco. “El trabajo lo han hecho ellos”, insiste. Poco después, donó cien estuches de vino para su venta a favor de Cáritas. Y asegura que no parará aquí. “Hace más el que quiere que el que puede”, concluye. A urelio M aroto E n marzo le esperaban tres ferias vinícolas en China. Tenía los bi- lletes de avión y los hoteles con- tratados. Pero el estallido del corona- virus abortó cualquier viaje, y más al país origen de la pandemia. Santiago Romero de Ávila Salcedo, propietario de la bodega que lleva sus apellidos, vio rotos sus planes comerciales, y fue entonces cuando dio un giro a su pro- pósito. “Hablé con mi traductora y le pregun- té si necesitaban algo”. “Me respondió que hacían falta mascarillas”. China, a finales de enero, era la zona cero mun- dial del coronavirus. Su intento fue vano porque en España no fue capaz de conseguirlas antes de que el gigante asiático fuera autosuficiente. En un abrir y cerrar de ojos se invir- tieron los papeles. Ahora era España la que necesitaba material de protección ante el azote del virus. “Llamé a una empresa china y solicité 50.000 mas- carillas, pero nadie me aseguraba que pudieran llegar”. El ‘plan B’ de Santiago fue buscar en nuestro país y encontró una empresa en Alicante. “Me enviaron 2.000 batas y 1.500 mascarillas termina- das, que repartimos en distintos sitios”. Sin embargo, el bodeguero quería más y su distribuidor no era capaz de entregar a tiempo por ‘falta de personal’. Corrían las horas y la necesidad acuciaba. “El alcalde me habló de una asociación de voluntarios, me puse en contacto con ellos y me dijeron que les proporcionara el material”. Fue mano de santo. Com- pró la materia prima sin manufacturar y el grupo ‘Voluntarios La Solana’ se puso manos a la obra. “Ha sido un equi- po perfecto, una cadena en la que todos hemos participado”. ‘Había necesidad de todo’ ‘Hace más el que quiere que el que puede’ Santiago Romero de Ávila Salcedo, ejemplo de filantropía durante el Covid-19 Santiago Romero de Ávila en su bodega

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