GACETA DE LA SOLANA 279

Gaceta de La Solana 42 Cultura Pan de Trigo, treinta años haciendo popular la cultura I sabel D el R ey R eguillo P residenta de P an de T rigo C uando cualquier proyecto noble cum- ple un año más de vida, se celebra con franca alegría. Cuando cruza el puente hacia una nueva década, la satis- facción es aún mucho mayor. Es lo que ex- perimentamos los componentes de Pan de Trigo en la celebración del XXX Certamen Literario Nacional. Treinta años son mu- chos, muchísimos, y más cuando se traba- ja por una afición tan minoritaria. ¡Gracias a todos los que queréis compartir la alegría de este trigésimo cumpleaños! Cuando nació el certamen, en octubre de 1990, deseábamos larga vida a los cinco símbolos que se entregaban: Molino, Espi- ga, Segador, Tahona y Pan, cuadros de ce- rámica elaborados por Cristino de Santia- go. Después se sumó el Trillador -premio local- en 1998, durante siete años (ya no concursaban más poetas solaneros) y fue sustituido por el Premio Joven en 2005, hasta 2017. En 2018 se creó el premio de Microrrelato , abriendo las puertas a la pro- sa. ¡Ah, la prosa! ¿Quién dijo que no pue- de ser también poesía? ¿Qué es el Quijote sino un inmenso libro de poesía en prosa? Ese certamen se dedicó a la visibilidad de la mujer , que llevó al escenario las biogra- fías de 31 amas de casa y/o profesionales, madres, hijas, esposas, asociadas, volun- tarias… por su gran contribución a la so- ciedad. Pan de Trigo ha sufrido altibajos en su eco- nomía, el elemento que más desequilibra el fiel de la balanza en las actividades cul- turales. Ello ha hecho posible -o no- con- seguir los muchos objetivos soñados. Una gran satisfacción fue publicar, en 1999, el libro “Pan de Trigo, diez años de Certáme- nes Poéticos Nacionales”. Otra fue dedicar un año al cuarto centenario de El Quijote (2004-2005), con cambio de símbolos. Se entregan entonces tres ‘quijotes’ elabo- rados por el herrero Eloy Teno. Se vuelve después a los símbolos de cerámica, re- ducidos a cuatro. Si bien, en 2012, por la asfixia económica, los premios pasan a ser cestillos de esparto de Juan Francisco Jaime, revestidos con la dignidad de unas manos nonagenarias, más un contenido literario y afectivo que los premiados re- ciben emocionados. Todo acompañado de vino que dona la Cooperativa Santa Cata- lina. Otro punto de inflexión llegó en 2002 con el Mantenedor . También se empezó a publicar una elaborada Cartelería y a editar los trabajos premiados en unos amorosos Cuadernillos . Intensa labor literaria y escénica desarro- lla este grupo: 64 revistas literarias (hasta 2015 por falta de financiación), trece li- bros monográficos de la Colección Tahona , cuatro de la Colección Espiga , dieciocho Cuadernillos . En sus puestas en escena, el grupo ha homenajeado a escritores, oficios, valores humanos, ha representado teatro, la mayoría de autoría propia, etc.; ha realizado pregones, ‘Lluvias de versos’, ha emitido programas en Radio Horizonte y ha colaborado con muchas entidades, en La Solana y en otras poblaciones. En 2014 llegó el XXV Certamen, las ‘bo- das de plata con la poesía’. Se organiza- ron actividades especiales: una elaborada exposición, el libro “Pan de Trigo, 25 años de Certámenes Poéticos Nacionales”, ver- sos en el asfalto, un programa semanal de seis meses en Canal 2000 , etc. En estos treinta años se ha premiado a 66 poetas. Hoy recordamos con cariño a todos, pero dedicamos un recuerdo es- pecial a los que nos han dejado: Alfre- do Díaz de Cerio (de Pamplona), Vicente Martín (de Torrejón de la Calzada) y Jeró- nimo Calero (de Manzanares). Agradece- mos su participación a todos, premiados o no. Y agradecemos la ayuda recibida desde tantos y tan diferentes orígenes: Ayuntamiento, Diputación, Junta, ilus- tradores, músicos, prensa, bailarines, comerciantes… Veinticuatro personas han ido dando vida a Pan de Trigo. Emociona pensar que lleva treinta años viviendo sobre el impulso de una afición que en algunos solaneros es tan alta como la torre que guía a cualquier caminante. Treinta años trabajando por la cultura en La Solana. Siempre con la máxi- ma machadiana: “mejor que hacer cultura popular, hay que hacer popular la cultura”. Con especial ahínco en esta época donde el uso del lenguaje está tan poco cuidado, el vocabulario es cada vez más pobre, ape- nas se lee a los clásicos porque no ‘mue- ven’ dinero, en los medios de comunica- ción se aprecian cada vez más errores de sintaxis, ortografía, puntuación. Y aún peor, parece que todo esto da igual. Pero no da igual escribir bien que escribir mal. Y en ello estamos. Gracias a Gaceta por invitarme a expresar la alegría de este grupo literario en su tri- gésimo aniversario. Siento una gran satis- facción por ser parte integrante de Pan de Trigo durante tantos años. El voluntariado es una de las facetas más hermosas de la actividad humana. El voluntariado cultural, de los más necesarios.

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