GACETA DE LA SOLANA Nº278

Gaceta de La Solana 35 Semana Zarzuela - ba!”. Aquello fue un empeño de su pa- dre, el maestro Andrés Uriel, “y a ver cómo no lo hacía”. Aquellos preámbu- los fueron la antesala de convertirse, ya en la V Semana, en el sempiterno Don Generoso. Tenía sobrada experiencia en escena desde los 14 años a través del folklore, pero pocas o nulas tablas en la dramaturgia. El recuerdo del maestro Uno de los principales artífces de la ACAZ, pieza angular del proyecto y máximo exponente en las primeras re- presentaciones, fue su propio padre. El recordado Andrés Uriel Vinuesa, an- tiguo director de la Banda Municipal de Música, asumió la batuta y trabajó incansablemente para confeccionar las partituras de obras como ‘ La rosa del azafrán’ , ‘ La parranda ’ o ‘ Luisa Fernan- da ’, entre otras. De forma manuscrita elaboró los guiones musicales con una labor impagable a día de hoy, aunque sí recordada por todos. “Hay mucha gen- te que se sigue acordando de él porque se desvivió por la zarzuela y también se dejó literalmente los ojos con las parti- turas”. Gregorio es el que más le echa en falta, quince años después de su fallecimien- to. “Cuando salía al escenario lo veía en primera fla dirigiendo y ahora, aun- que hay otro maestro, creo que es él y siento que me transmite seguridad para hacerlo bien”. También se arrepiente de no haber estudiado solfeo, “me negué a aprender porque no me decían nada los puntos y las rayas sobre el papel. Para mi padre fue una espina y se lamenta- ba porque decía que yo tenía muy buen oído”. Sus hijos sí han heredado esa vena musical e incluso podrían enseñarle, pero ahora le dicen, con cierto desdén, “haber aprendido con el abuelo”. Qué se le va a hacer. Al menos, le pidió que intentara man- tener perenne el apellido Uriel en la ACAZ, aunque los sucesores no parecen encaminados “cuando me vaya yo…” En todo caso, su familia siempre le ha apoyado, incondicionalmente, a pesar de que no le acompañen en el escena- rio. Su mujer, Gabi, también representó zarzuela hace años e incluso sus hijos fueron sus ‘soldados de la legitimidad’ en ‘La rosa del azafrán’. Uno de ellos hizo de ‘Don Generoso’, curiosamente, en unas Jornadas Escolares. Pero, de momento, ninguno tiene la intención Don Generoso arenga a su ‘ejército carlista’ de continuar la senda de su padre. Nuestro protagonista reconoce que le gusta más la parte teatral, “y eso que tengo buena voz, según Marieli Blanco. Siempre me dice que tengo que hacer algún ‘solo’, pero ahora es complicado porque no puedo forzar mucho por cuestiones de salud”. “Si fuera hace veinte años…”. Por eso se siente muy a gusto en los coros. Unos coros, por cier- to, “muy escasos de voces masculinas”, lamenta abiertamente. “Para hacer bien ‘La rosa’ hay que ser solanero” Ha asimilado mucho de todos los di- rectores artísticos, pero también tiene su criterio propio. “En cierta ocasión hice de Don Generoso en Daimiel sus- tituyendo al actor de turno. El director me dijo que tenía que salir con aspec- to desaliñado, la camisa por fuera, sin levita…. Y yo le dije que el personaje podía estar loco, pero que ante todo era un señor, pariente de duques y que ves- Un ‘genérico’ versátil tía perfectamente. Al fnal, lo hice a mi manera, como creo que debe ser”. Tiene claro que “para hacer bien ‘ La rosa ’ hay que ser de La Solana “porque la hacemos completa según el libreto original (otras compañías eliminan algunos números) y porque el vocabulario y el deje nos sale de dentro como cuando decimos ‘ia ga- lán’”. También recrimina que muchos so- laneros todavía no hayan acudido por la Semana de la Zarzuela. “En treinta y seis años, hay gente que no ha ido nunca”. Mientras pueda, seguirá haciendo zar- zuela y teatro, nos dice. Está encantado con las nuevas incorporaciones de jóve- nes y piensa que alguno podría ser su sustituto, que más tarde o más tempra- no llegará. Pero aún no. “Estoy para ju- gar muchos partidos y de momento no pienso en el banquillo”. Haciendo gala de su madridismo, es partidario de con- jugar veteranos y noveles, como reza el himno. Pero Gregorio Uriel, nuestro Don Generoso de siempre, todavía de titular indiscutible. Don Generoso lo interpreta aquello que da en llamar ‘actor genérico’. Fue el primer papel que interpretó Gregorio Uriel y el que más veces ha representado. Pero su versatilidad en escena también le ha permitido participar en el resto de montajes de la ACAZ. Es el Padre Vicente en ‘La parranda’, el Sargento Triquet en ‘Los gavilanes’, Don Luís Nogales en ‘Luisa Fernanda’, Miguel de Cervantes en ’El huésped del sevillano’, el tabernero en ‘La tabernera del puerto’ y el señor Candelas en ‘La revoltosa’. Sobre este último papel, revela que es uno de los que más le gusta, aunque asegura que pone el alma en todos los roles que interpreta y que siempre ha ido acertando con los personajes “porque Luis Romero de Ávila y María Dolores Travesedo conocen mis cualidades”. Tan sólo se le resis tió ‘Agua, azucarillos y aguardiente’. “Lo intenté pero fui incapaz de aprenderme el papel del marido de una de las ‘reñidoras’. No me entraba y lo tuve que dejar”. También ha protagonizado varias obras de teatro. “Por cierto, este año también me ha costado mucho aprenderme lo mío”.

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