GACETA DE LA SOLANA Nº276

Gaceta de La Solana 85 La Gaceta Deportiva Los Trotones el pasado 15 de junio Los Trotones con Julián Delgado en la edición de 2011 A urelio M Aroto El Jardi como referente E l siempre recordado Julián Delgado ‘El Jardi’ fue uno de los adalides del atletismo solanero. Su figura nunca se apaga, y reluce aún más cuando se organizan even- tos como la Carrera Mini ‘Antonio Serrano’, con la que tanto disfrutaba. Fundador del mítico CAP La Solana y después de Los Trotones junto a otros entusiastas, El Jardi siempre qui- so que los niños no dejaran de practicar este deporte. Cono- ció los éxitos de Serrano y de Pedro González, más tarde de Pedro Antonio o Pedro Juli, también de Rechi, y desde allí arriba estará feliz viendo triunfar a Paula, Hermi, Aroha y compañía. Más lo que viene desde abajo… tenido tal número de atletas de élite a la vez, con la increíble Los Trotones y su gente representan esa estirpe de atletas particularidad de sobresalir en una disciplina como la veloci- populares que corren porque sí. Alumbraban los ochenta dad, tan ‘extraña’ por estos lares no hace tantos años. cuando algún ignorante sentado en la puerta de casa vitupe- Junto a ellos, junto a ellas, hay una pléyade de atletas popu- raba a esos ‘tíos con calzón corto’ corriendo por las calles y lares que renuevan con orgullo la firma del atletismo solanero por los caminos de alrededor. Como si no tuvieran otra cosa por media España. Ellos y ellas son quienes representan el es- mejor que hacer… Fernando, Poli, José Antonio, Joaquín y píritu de El Jardi, y de tantos Jardis que han escrito con letras otros clásicos saben muy bien lo qué significa eso. Pero los de molde la historia del deporte solanero. tiempos han cambiado. Ya nadie se escandaliza cuando ve a A propósito de los diez años de vida de la Carrera Mini ‘An- un ‘tío’, o a una ‘tía’, en calzón corto haciendo ¡¡¡running!!! tonio Serrano’, GACETA ha querido rememorar la médula Afortunadamente. desde la que nace todo. Ahí están Los Trotones, herederos Los años pasan, la tecnología avanza y las costumbres se perennes del atletismo solanero, en su empeño de seguir ha- moldean. Pero la esencia continúa. Repetir un Antonio Serra- ciendo de La Solana un oasis inagotable, a la vez que invero- no es faena titánica. Sin embargo, nunca antes La Solana ha símil, de corredores y corredoras.

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