GACETA DE LA SOLANA Nº276

Gaceta de La Solana 16 Reportaje G abriel J aime S u afición a la caza resultó clave en su porvenir. Apuntó a pelo y plu- ma haciendo diana sin apretar el gatillo. Con tesón, trabajo y un excelen- te tino empresarial ha ido progresando en un negocio que continúa una clara tendencia alcista. Nunca se deja ba- las en la recámara y todavía le quedan muchos cartuchos por quemar para seguir optimizando el rendimiento de su empresa. Lo que comenzó como un pequeño mercado de caza menor, ahora es una potente una industria conservera de carácter mayor. Ramón López Moreno comenzó su vida laboral en el sector de la hostele- ría. En 1986 abrió un local a la salida de la carretera de Manzanares (ahora Avenida de la Constitución) “un bar familiar que siempre estuvo orienta- do a la caza porque conozco bien ese mundillo”. Y es que, entre vino y tapa, “también trapicheaba con la caza por mi afición y porque conocía a mu- chos cazadores. A unos les compraba y a otros les vendía”. No es casual que aquel establecimiento se llamara ‘Bar El Cazador’. Las especialidades de la casa eran la perdiz en escabeche y el conejo al ajillo. En el año 2000 se sacó el número de Registro Sanitario de Carnes Frescas porque el mercado de la caza crecía. Algo veía venir. Acondicionó un local con cámaras frigoríficas y otros equi- pamientos, además de adquirir vehícu- los especializados. “Nos lanzamos a la calle y pensamos que había que mover el negocio a nivel nacional; puerta sí y puerta no te encuentras un cazador en estos pueblos”. Montaron una sala de tratamiento de caza enfocada a la caza menor (conejo, liebre, perdiz, codorniz, paloma…) “allí procesamos la materia que recogemos en las fincas o en las ca- cerías”. Por estas latitudes se surte de todo lo autóctono, pero también se desplaza allí donde exista algún tipo de caza con sa- lida comercial “por aquí compro liebres, perdices o conejos, pero si los clientes demandan cerceta (una especie de pato pequeño) pues me voy al norte de Espa- ña o a Valencia, donde haga falta”. Eso sí, siempre que merezca la pena en can- tidad y calidad para amortizar el viaje. Nuestra zona es buena para comprar piezas de caza por el alto número de cazadores, lo que repercute negativa- mente en las ventas, dice. Por eso hay que salir fuera. Además, se vende en función de la ‘cultura de caza’ de cada lugar. En el País Vasco vendemos mu- cha paloma torcaz; por aquí somos más de conejo, liebre o perdiz”. En 2005 obtuvo el Número de Regis- tro de Elaboraciones, lanzándose de lleno al segmento de las conservas. Los primeros preparados se encaminaron a sus especialidades culinarias. “Empeza- mos con la caza autóctona, sobre todo con la perdiz en escabeche, que sigue siendo nuestro producto estrella”. Tam- bién probaron con el conejo al ajillo o los célebres galianos, pero tenían menos salida comercial. Tras dar carpetazo al bar congelaban parte de la caza adqui- rida a principios de año para mantener la industria conservera. “Empezamos a envasar productos ajenos a la caza como la alcachofa, las croquetas, los re- llenos de pularda o el rabo de toro…” El crecimiento en las ventas demandó la construcción de unas nuevas instala- ciones, que levantó en el Polígono In- dustrial ‘La Serna’. La obligación sani- taria de separar el procesado de la caza de las conservas también le exigió una fuerte inversión. “Gasté varios cientos de miles de euros –que no especifica- entre la nave, la obra y la maquinaria”. “Aprendes a base de tortas, adaptán- dote a los mercados y a la exigencia del clientes”, asegura. La perdiz en escabe- che es el buque insignia de la empresa. Lo vende con marca propia, Conservas El Cazador, y también lo envasa como marca blanca para ocho empresas. “No me crea ninguna competencia y casi el 80 por ciento de nuestro mercado lo te- nemos en distribuidoras a nivel nacio- nal”. La perdiz llega incluso a las tiendas gourmet de El Corte Inglés, “un mer- cado de volumen”, subraya, y también entran en un amplio abanico de em- presas de restauración por toda España, aunque el principal nicho de mercado es Madrid. Los clientes le demandaron nuevas creaciones gastronómicas. “Ya que te compro esto podrías hacer lo otro”, le de- cían. Abrió el abanicohasta una veintena de productos, relacionadas con la caza o no. Perdiz estofada o con judías, cone- jo en escabeche o con pisto, codorniz, Ramón López, a la caza de la industria conservera Ramón López ‘El Cazador’ ha tejido una empresa con sello solanero, que emplea a decenas de trabajadores en una moderna fábrica Ramón López montó su empresa desde abajo

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