GACETA DE LA SOLANA Nº275

Gaceta de La Solana 31 Reportaje paciencia que muestra. Se porta ex- traordinariamente. Nos anima en cada momento y también nos repren- de a veces porque es muy exigente”. Después de varios meses, fueron ‘re- clutados’ para formar parte del coro y rondalla del centro. Entre risas, recuerda los primeros ensayos “pen- sábamos que sabíamos tocar, pero cuando empezó a cantar el coro nos perdíamos”. Dice que se compenetra- ron muy bien desde el primer día y que fueron arropados por los vetera- nos para sentirse uno más del grupo. “Nos animamos los unos a los otros, hay mucho compañerismo y un gran ambiente”. Su debut en el conjunto fue en el geriátrico “recuerdo estar como en una nube, la verdad es que los nervios del principio me hacían dudar donde estaba. Veía a aquella gente con esas caras de felicidad y me motivaba a seguir tocando”. Confiesa que “siempre hay una ‘coseja’ antes de cada actuación”. Ahora le ha tomado el gusto a esta nueva afición “si no toco, estoy al re- Rondalla con los nuevos alumnos Sobre todo, ilusión La palabra más repetida durante la entrevista es ‘ilusión’. “Esto nos motiva para seguir viviendo y luchar por algo. Hemos recuperado la ilusión por aprender y también a aprovechar más todo el tiempo libre que tenemos”. Reconoce que esta actividad ha sido un punto de inflexión en su día a día y hace un llamamiento a aquellos que estén próximos a jubilarse “A partir de los 65 años, seguimos teniendo vida”. Apunta que además de este curso, el Centro de Mayores oferta otros muchos talleres y actividades relacionadas con temas muy variopintos. Integrado plenamente en el grupo, es uno de los más jóvenes “la edad no es ningún hándicap y la aceptación ha sido fenomenal”. Araque aclara que no hay ningún tipo de discriminación y que todos se respetan aunque en el fondo haya cierta distancia con algunos compañeros por una mera cuestión de mentalidades diferentes. “Todos hacen falta, nadie es imprescindible y también hay que saber estar”. vés, y todos los días le dedico hora y media o dos”. “Por devoción, no por obligación, que no es lo mismo”. Con tiempo de sobra, admite que un día da para mucho: Paseos, lectura, un pequeño huerto, un rato con los ami- gos… y su laúd. “Mientras ensayo, no estoy viendo la tele o dando ca- bezadas en el sofá; además, me sirve para relajarme, trabajar las manos y la mente”. Alguna partitura se le resiste algo más, pero con tesón y sacrificio las saca adelante. Está muy contento con su labor e intenta rendir siempre al máximo, teniendo claro que “me queda mucho por aprender, soy cons- ciente de ello, pero estoy motivado al cien por cien”. Cada miércoles por la mañana acude a las clases semanales de dos horas de duración y por la tar- de ensaya con la rondalla otra hora y media más. Cuando se acerca alguna actuación, hay más ensayos. Es como un futbolista, que necesita entrenar para estar en forma. El próximo par- tido (concierto) hay que dar el nivel.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTEwODM=